De la pobreza energética a la salud: el papel de la energía renovable en la mejora de la atención sanitaria en Bouaké
En un contexto global de emergencia médica y climática como el de la COVID-19, se inició el proyecto #KotiakróA360 liderado por nuestra ingeniera María Vivancos y financiado por la Agencia catalana de cooperación al desarrollo (ACCD). El objetivo del proyecto radica en la mejora en la atención sanitaria del Centro de Salud y la maternidad del barrio de Kottiakoffikro en la ciudad de Bouaké en la Costa de Marfil.
Durante la intervención en la zona se ha implementado un sistema de generación fotovoltaica que ha permitido garantizar la disponibilidad de energía eléctrica las 24 horas del día y mejorar la eficiencia energética del centro impactado. Recordamos que en muchas zonas de África la red general eléctrica es inestable y provoca cortes continuados de luz.
Esto hace que a menudo en un hospital, o en un centro de salud se queden a oscuras mientras realizan las consultas, cirugías, etc. o que los equipos médicos se deterioren debido a la mala calidad de la red.
De manera adicional, la infraestructura en la que se interviene se beneficia de ahorros energéticos al consumir menos energía de la red.
La implementación de las placas solares permite estabilizar el suministro eléctrico y garantizar su disponibilidad, lo que prevé una mejora sustancial en el servicio y la atención sanitaria y también en la vida útil de los equipos médicos, minimizando los fallos de la red.
En la primera fase del proyecto, nuestra ingeniera y jefa de proyecto estuvo trabajando con los técnicos locales para instalar un sistema fotovoltaico que garantizara la disponibilidad de energía eléctrica producida localmente con fuentes renovables. Durante el proceso se realizaron formaciones a los técnicos para el mantenimiento de la planta solar, fomentando al máximo la autonomía local posible. Esta instalación ha permitido, además, la disponibilidad de oxígeno médico producido de forma local con concentradores.
El oxígeno es un fármaco esencial para la gestión de los partos y el tratamiento de enfermedades infantiles como la neumonía, la malaria o la sepsis, enfermedades con gran prevalencia en la zona de intervención. Además, con la pandemia de la Covid-19, el oxígeno se convirtió aún más esencial para los centros de salud y hospitales como el de Kotiakró, que estuvo designado por el Ministerio de Salud como centro para el aislamiento y tratamiento de pacientes Covid-19.
En ese momento, durante la pandemia, se previó que, mientras que la mayoría de los enfermos atendidos presentaban síntomas leves, el 14% necesitaría oxígeno en el hospital y el 5% ventilación mecánica en cuidados intensivos. Por ello, la disponibilidad de oxígeno médico se convirtió en una cuestión vital para garantizar la salud y el bienestar de la población.
Para satisfacer las necesidades de oxígeno médico se instalaron 3 concentradores que han permitido que el hospital tenga acceso garantizado 24 horas los 7 días de la semana. Hasta el momento, este tratamiento no estaba garantizado.
Tal como nos explican Euhène Kra Kouassi, presidente de AIP, y Assé Kouadio Innocent, director del departamento de pediatría del CHU (Centro Hospitalario Universitario) en el documental que puedes ver, hasta antes de la intervención no había hospitales públicos que pudieran administrar oxígeno de forma continua. Previamente al proyecto, el único centro sanitario de la ciudad en el que había disponibilidad de oxígeno era el CHU. Sin embargo, el suministro no estaba garantizado, ya que se realizaba a partir de cilindros que se rellenan en plantas centralizadas en Abiyán, a 5 horas en coche de Bouaké.
Habitualmente, los pacientes debían ser trasladados hasta el hospital de Yamoussoukro. Por este motivo, se consideró necesario encontrar alternativas para el suministro de oxígeno médico en Bouaké.
Si alguien fuera de la ciudad necesitaba este tratamiento, a menudo tenía que recorrer más de 40 km para llegar al CHU en Bouaké. Muchas veces sucedía que llegaban y no había oxígeno disponible en las bombonas.
Por ello, era necesario encontrar alternativas de mejora para la atención de estos pacientes. Paralelamente a la instalación de los concentradores de oxígeno, se formó al personal técnico y sanitario para un uso correcto de la maquinaria y una mejor atención a los pacientes. El proyecto no solo consta de la parte técnica relacionada con las instalaciones, sino que procura una aproximación a las curas y a la mejora de la salud a través de la sensibilización de la población local cercana al Centro de Salud de Kotiakró, a través de la formación de las agrupaciones de mujeres de los diferentes pueblos y Barrios cercanos, en matèria de derecho a la salut.
A lo largo de las diversas fases del proyecto se han llevado a cabo sesiones divulgativas sobre derechos sexuales y reproductives, sobre todo en el ámbito materno infantile que pretenden incidir en la salud de las propias mujeres y, también, mejorar la salud del tejido comunitario, aportando conocimientos y herramientas desde este ámbito para impulsar un modelo de promoción de la salud sexual desde un enfoque de derechos y centrado en el bienestar de todas personas.
Trabajamos en proyectos como este porque pensamos que el acceso a la energía mejora el acceso a otros derechos como el derecho a la salut, el derecho a la educación y, en definitiva, el derecho a la vida.
Aunque la intervención en la zona ya ha finalizado, estamos a la espera de obtener resultados y valorar el impacto del proyecto en la mejora de la atención médica, tanto en cuanto a los equipamientos, como al personal sanitario y, especialmente, el de las persones beneficiarias.